jueves, 16 de abril de 2009


Segun la psicologa Olga M. Salaverry «La escuela es el universo de la primera socialización.» La enseñanza preescolar representa un papel de primer orden en la educación y el desarrollo del niño. Incluso, se llegan a dar casos en los que la escuela se convierte en el único universo, el único rincón de afecto de niños ignorados en sus casas.
Los trabajos realizados en el centro de educación inicial, ayudan al desarrollo del niño. Un profesor experimentado está en mejores condiciones que los propios padres para detectar alguna dificultad motriz o psicológica, y puede orientar a los padres acerca de las acciones a tomar
En el aspecto social, el niño descubre allí un mundo en miniatura, en el que hay individuos tranquilos y violentos, niños y niñas. Aprenderá a defenderse por sí solo sin la protección de su madre. A ello hay que añadir los efectos benéficos de la escuela en el terreno del lenguaje. El niño se ve obligado a hacer el esfuerzo necesario para que le comprendan sus compañeros. Ante todo, porque los niños de su edad no entenderán las palabras incorrectas o mal pronunciadas, a las que sus padres ya están acostumbrados. Pero también porque estos mismos niños se burlan de los que hablan como un bebé y se tendrá que esforzar por hablar como «un mayor».
Por último, no olvidemos las ventajas comunes a todas las actividades de grupo, que estimulan al esfuerzo y acostumbran a la disciplina. Las canciones de coro, los juegos entre varios, que agudizan la imaginación y desarrollan su expresión, obligan a desarrollar la imaginación, el sentido del espacio y permiten al niño:

· Expresar las dificultades ocultas que pueda tener
· Completar su ubicación en el tiempo y el espacio
· Manifestar su creatividad, sus posibilidades y sus talentos

viernes, 3 de abril de 2009


El rol de la educadora es despedir amablemente a los padres para que no interfieran en las actividades, o en ciertos casos invitan a la madre o padre a quedarse una hora acompañando a su hijo, hasta que ambos se sientan más seguros y puedan acudir a la escuela cada día con más tranquilidad y confianza.
La idea es que los padres no demuestren tristeza a sus hijos ya que estos se quedaran con la sensación de que algo anda mal para ello es enriquezedor la plena confianza hacia las educadoras como agente educador del niño.